domingo, 2 de julio de 2006

La tristeza no es solo Argentina


Con la cabeza todavía caliente por la eliminación del mejor equipo del mundial (Argentina, obvio, ¿qué pensaste?), el mundial nos brindó dos motivos para festejar el sábado de noche. No me digan que no sonrieron cuando el arquero portugués Ricardo le atajó los penales a Inglaterra. O cuando escucharon el final de Francia 1 – Brasil 0.
Mal de muchos, consuelo… jeje, pero consuelo al fin. Gran parte de mi bronca del viernes era creer que Brasil iba a ganar otra vez la copa, algo que me parecía muy lógico. Me desesperaba la opción de que ellos tengan 6 y nosotros 2 todavía. Aunque en el 2002 me puse “feliz” por el triunfo del fútbol sudamericano sobre el amarretismo alemán, este año, pensando en la misma final, lo mejor era que los verdeamarillos queden afuera antes. Y entonces, apareció Zidane, para taparle la boca a muchos y darnos LA alegría del finde.
Lo de los ingleses, realmente, me era indiferente, ya que nunca los vi con posibilidades.
Lo mejor de todo, es que seguramente un día antes, tanto ingleses como brasileros, habrán festejado nuestra derrota. Pero esta vez, ellos se quedaron afuera antes de lo pensado. Porque Brasil nunca jugó bien. Nunca fueron mejores que los de Pekerman. Ronaldinho fue el gran cuco, pero por lo feo… (¡chan!). Y se están tomando, tal vez, el mismo avión que los nuestros para volver a casa. ¿Y ellos donde se van a meter las banderitas que decían “Brasil hexacampeo”? Sigan intentando, traten de clasificar para los olímpicos, a ver si ganan la medallita que ya tenemos nosotros…
Esta vez no voy a elegir candidato, ya que no hay otro que Alemania. Y no por su juego, que es bueno, sino por los mismos motivos por los que me parecía que nunca los íbamos a dejar afuera… (el que tenga entendimiento, entienda).
Solo por compromiso tengo que decir que la sangre tira, o sea… ¡FORZA ITALIA!

¿Ahora que hacemos con las banderitas, gorros y camisetas que compramos?


Se terminó. Y pensar que estuvimos caminando por el filo de la gloria durante todo el partido. Yo no lo quería decir antes, para que no me tilden de mala onda, pero era casi imposible que ganemos. Hubiera sido una hazaña, como Uruguay en el ’50 dejando mudo el Maracaná. O nosotros mismos viendo por tele en el ’90 como el San Paolo de Nápoles quedaba en silencio gracias al atajapenales Goyco (mil veces viniste a mis pensamientos el viernes…). Fíjense: organizadores del torneo, con estadio lleno, árbitros malos, muchísima presión, y además están jugando bien… Pero no estuvimos ni cerca de perderlo con los alemanes, en ningún momento. Es más, tuvimos todo de nuestro lado: 80 minutos de superioridad, 58% de tenencia de la pelota, mejor juego, etc. El único que no estaba con nosotros era Lubos Michel, el árbitro eslovaco. Obvio, no pretendíamos que nos favoreciera con sus fallos, solamente que no nos perjudicara. Pero, muy disimuladamente, y de a poquito, fue inclinando sus decisiones a favor de los locales. No quiero entrar mucho en este tema, pero la verdad es que ¡cobró todo para ellos! Tal vez los errores más graves fueron no sancionar falta y tarjeta contra Klose cuando le aplicó el rodillazo en las costillas al Pato, y, obviamente, el penal que le hicieron a Maxi. Solo dos momentos, pero que influyeron mucho en el resultado. La tarjeta al agresor de nuestro arquero no hubiera cambiado el desarrollo, pero hubiera entregado justicia. El penal a “La fiera” Rodríguez hubiera sido el 2 – 1 para evitar alargue y penales. Pero, ¿quién en su sano juicio hubiera cobrado un penal en el último minuto, contra el local, y con 70 mil hinchas borrachos gritando? Señor Michel, usted se ha ganado un lugar en la vidriera de los más odiados en Argentina, justo al lado del uruguayo-mexicano Codesal (¿se acuerdan? Italia 90, Alemania, final, minuto 42, penal para ellos…) ¡¿Nunca para nosotros che?!
Volvamos al motivo de esta nota: ¿y todo lo que compramos pensando en la final? Y no solamente nosotros, bastante deprimidos deben estar los vendedores callejeros de banderas y los “hermanos” mesiteros de “La Placita” (alusión solo válida para Posadeños), que se habrán comprado varios lotes de mercadería celeste y blanca. Acá van mis ideas:
En agosto tenemos mundial de básquet, donde también estrenamos medalla de oro olímpica. Tenemos muchas posibilidades y un gran equipo.
Así como Gaudio se dejó perder (en realidad está haciendo eso desde principios de año…je) en Wimbledom para ir a ver Argentina-Alemania a Berlín, los futboleros podríamos apoyar a la “Legión” y hacer fuerza para que en septiembre le ganemos a Australia por la Davis y así llegar otra vez a la final… ¡con Croacia mirando por Direct TV! Ljubicic no existís.
Ya en el 2007, tenemos mundial juvenil (¡vamos por el hexa!) y Copa América.
Si quieren guardar los elementos tribuneros… en el 2008 están los Juegos Olímpicos de Beijing, donde llegaremos para defender nuestras medallas doradas en fútbol (si, ¿alguien se acordó que éramos los mejores?) y básquet.
Eso si, espero que la misma cantidad de banderas que vi la semana pasada en las casas y autos, estén todavía hasta el domingo que viene. No nene, nada que ver con la final que va a ganar Alemania (sic sic)… es 9 de julio, ¡día de nuestra independencia che!

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