jueves, 6 de noviembre de 2008

Tinelli, Tinelli...

"En las últimas semanas, el público de los programas de Marcelo Tinelli ha sido testigo de cómo personas con enfermedades metabólicas, hormonales o genéticas, que los condenan a una estatura patológicamente disminuida, resbalaban y se daban porrazos sobre el hielo para causar hilaridad. También hemos asistido a una morosa clase de sexo oral. Y a una concursante que escupió a uno de los jurados. Anteriormente, hemos presenciado cómo se lanzaba a la fama mediática a mujeres cuyo único mérito había sido subir a YouTube fragorosas felatios. Y así por el estilo.

"Todo ello en un ambiente de degradación de mujeres a las que se les cortan las ya exiguas polleritas con tijeras, cámaras que se solazan con primerísimos planos de traseros, penosos desfiles de «celebridades» que no parecen avergonzarse de no saber cuál es la capital de Francia o incapaces de resolver una multiplicación elemental. Todo ello reproducido hasta el infinito por otros programas de todos los canales que así esperan morder algo del elevado rating «tinelliano».
"Entre los cuatro o cinco millones de personas que ven esas emisiones, hay muchos, muchísimos niños y adolescentes que quieren y admiran a Marcelo, que quieren ser como él, que anhelan mimetizarse con su personalidad y también con sus ideas. No me extrañaría que alguna encuesta seria revelara que es la persona más influyente de la Argentina. Y lo cierto es que se lo merece porque es alguien que se hizo desde abajo con esfuerzo, talento y carisma, alguien con una asombrosa creatividad que se maneja en los medios masivos como el más dotado pez en el agua.
"Eso mismo le confiere una gran responsabilidad, y esto no es moralina, es notorio que no soy la persona más indicada para practicarla. No se trata de que sus programas deberían ser pedagógicos o intelectuales. No es ésa su especialidad ni tampoco lo que la gente espera de él. Pero tampoco debería empeñarse, con el pretexto de entretener, en un irresponsable didactismo de perversiones y malos tratos como estilo de vida, en la fascinante «propagandización» de una vida sin valores, carente de sentido, impregnada de pornografía y discriminación. No es eso lo que la Argentina en crisis necesita hoy en nuestras omnipresentes pantallas televisivas. Más que nunca estamos urgidos de ideas, de debates, de principios, de claridades, de sinceramientos, de patriotismo. No es eso, insisto, lo que se espera de Marcelo, pero sí, porque lo sé una buena persona, que no reme en contra con tanta fuerza."

(Carta de lectores publicada en el diario La Nación del 13 de octubre, firmada por Pacho O'Donnell)

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