Algo bueno se está gestando y es muy difícil no caer en la tentación de soñar. Los dirigentes cumplieron con la promesa de sumar jerarquía y la rompieron (no sólo la billetera). Licht, Bieler y -en especial- Hauche abren la ilusión. Aunque sean apenas tres nombres nuevos con respecto del plantel que terminó el Apertura en Promoción, significa un salto gigante en la formación titular. Además de los nombres (con Cufré sería bingo), la chapa de candidato se alimenta también en el gran trabajo de Vivas y en el entusiasmo que muestran los jugadores. Esta vez, el contagio viene desde adentro. El grupo no habla de promedios y apunta a pelear el campeonato. Creen en lo que están haciendo. Bien, ésa es la mentalidad, después se verá si alcanza para estar entre los cinco primeros o para más. Acabemos con el pesimismo que se impregnó en la piel de todos los racinguistas en los últimos tiempos. Basta de ser los eternos sufridos, de hacer fuerza por equipos que enfrentan a rivales directos. Volvamos al segundo semestre del 2001, cuando miles de gargantas en cada estadio (y millones en todo el país) unían fuerzas por un objetivo. Ayer la gente ya se prendió, pidiendo la vuelta.
Ah, también hubo un simulacro de partido. Si los suplentes ya los habían hecho sufrir en el primer clásico... Ni pegando cachetazos y patadas les salió.
Fuente: GUSTAVO GARCIA, "De frente", Diario Olé
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