domingo, 27 de julio de 2008

Cumplió 30 años la que fuera la primera "bebé de probeta"

Fue el 25 de julio de 1978 en Londres. Se produjo un hecho que nos parece muy reciente, pero que ya lleva tres décadas en la memoria de la humanidad.
Louise Brown es el primer ser humano concebido dentro de un laboratorio, más precisamente en un tubo de ensayo.
Sólo faltaban trece minutos para la medianoche de aquel martes cuando lloró por primera vez alguien que nació gracias al reciente, en ese entonces, método de inseminación artificial. Desde ese momento, cada uno de sus cumpleaños será recordado para siempre como el día en que el hombre formó vida ¡en un tubo de ensayo!
El nacimiento estaba programado para el 2 de agosto. “Es una niña, tal como se esperaba, y pesa 2,600 kilos”, aseguró el ginecólogo Patrick Steptoe.
Precisamente, el doctor Steptoe junto con su colega Robert Edwards dedicó más de diez años a investigar la lejana posibilidad de la fertilización “in vitro”. El término se refiere a unir en un tubo de vidrio, un óvulo y un espermatozoide.
Según datos de la época, sólo en Londres había 5000 mujeres con problemas para concebir, mientras que en New York otras 15000 esperaban una solución para poder concretar su maternidad. Hoy en día, el sistema es una esperanza para las miles que se encuentran en la misma situación. Ayuda mucho la reducción de los costos del tratamiento. Pero no se recibió la noticia con tanto entusiasmo como hubiera sido esperable.
La hazaña motivó muchas críticas de muchos sectores de la medicina, y del público en general. “No soy mago ni Frankenstein” dijo el médico que realizó la hazaña. En el momento del nacimiento había muchas fantasías que relacionaban el hecho con la creación de “humanoides”. Estas creencias provinieron del mundo de la ciencia-ficción que fue totalmente superada por la realidad y fue incorporado a la ciencia médica el término “ingeniería genética”.
En aquel debate no faltaron las comparaciones con “Un mundo feliz”, una novela de Aldous Huxley. El escrito describe un futuro con humanoides encargados de todas las tareas que corresponden al hombre. Estos seres se fabricaban en inmensos criaderos. Es evidente que el común de la gente no estaba muy informado sobre la total cientificidad del logro.
Muchos se acordaron del libro escrito por Ira Levin, “Los niños del Brasil”, donde se intenta certificar la creación de seres humanos “encargados” por el mismo Adolf Hitler. Se dijo que en un pueblito perdido en la selva amazónica estaba instalado un laboratorio en el cual se formaban los niños a partir de tejido del propio militar alemán.
Hoy en día no sale en la tapa de los diarios cuando nace un bebé de probeta. Estamos un poco más acostumbrados a sorprendernos con diversos adelantos en los más dispares campos científicos. Cada tanto, alguna noticia como la de la clonación de Dolly (la oveja) nos sacude un poco de la modorra en la que está la sociedad en general.
Se sabe que además existen muchos experimentos que no nos enteramos. La ciencia, desde hace siglos, nos esconde cosas. Hasta se dice que la clonada Dolly no fue la primera. ¿Por qué sólo nos enteramos de un resultado?
Muchos investigadores dicen que en pocos años se podrán llegar a clonar seres humanos. No tenemos que temer, como 30 años atrás, el nacimiento de una inocente niña. Fue la solución para muchísimas personas, y creo que no hay forma de utilizar la probeta para crear seres malignos. Espero no equivocarme.
La ciencia siguió avanzando después de aquel puntapié inicial. Ponen la excusa que la clonación se va a usar para diseñar ganado y curar enfermedades. Pero alguien ya dijo que se podrán clonar personas. No pensaría dos veces si pudiera crear otro Diego Armando o un Juan Manuel Fangio. Pensemos que también existe la posibilidad de que a alguien se le ocurra (y ya muchos lo pensaron) en recrear a Hitler o Saddam Hussein.
Alguien tendría que ponerle fin a esta bola de nieve antes que no se la pueda detener.
Aclaración: esta nota fue escrita originalmente cuando se cumplían 20 años del nacimiento de Louise Brown, como trabajo práctico para la facultad. Se han modificado algunas frases, para que no quede desactualizada la información.
Aclaración 2: ¡fue el mismo año que nací yo! (por si a alguien le importa...)

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